Desde que leí "Las Brujas" hace unos años, Roald Dahl se ha convertido en uno de mis escritores preferidos. Puede sonar raro pues, en teoría, sus libros parecen estar dirigidos al público o lector infantil sin embargo, no estoy del todo de acuerdo con ello ya que sus cuentos también tienen su parte adulta, dirigida a los más mayores, y que te hace reflexionar.
Bueno, ahora acabo de leer "Charlie y la fábrica de chocolate".El cuento es una maravilla. En un primer análisis, ves en él el típico y clásico argumento de cualquier cuento clásico: un niño pobre, muy bueno, cuya bondad se verá recompensada con algo que cambiará su vida. Charlie es un niño pobre que vive en una casa sin condiciones cerca de la fábrica de chocolates del señor Wonka, su familia es tan pobre que a penas tienen qué comer pero cada año hacen un esfuerzo y le regalan a Charlie una chocolatina Wonka por su cumpleaños que Charlie dosifica para disfrutar de ella. Junto a Charlie, está también otro personaje clave de los cuentos clásicos: el hada madrina representada en esta ocasión por un ser algo estrafalario que viste unos pantalones de pana verde, una chaqueta morada y un sombrero de copa: Willy Wonka. Y es una especie de hada madrina porque será quién cambie el destino de Charlie. El argumento gira en torno a la visita que Charlie y otros 4 niños hacen a la fábrica de chocolate. Willy Wonka decide hacer un concurso para seleccionar a 5 niños, en las chocolatinas ha incluido 5 billetes dorados que se han de encontrar y cuyo propietario tendrá el honor de visitar la fábrica con un familiar. Tras muchas dificultades, Charlie lo descubrirá e irá a la fábrica acompañado de su abuelo. Desde el primer momento, se nota que a Willy Wonka le cautiva Charlie quizá porque los otros 4 niños son un poco especiales y repelentes: uno sólo piensa en comer y comer, otra se pasa el rato mascando chicle y es una caprichosa, la otra no obedece y el otro se pasa el día viendo la tele, son egoistas y superficiales acostumbrados a tenerlo todo no valoran lo que están viendo sólo Charlie; sí es una fábrica pero es una fábrica muy especial que Willy Wonka no muestra a cualquiera. Cada sala de la fábrica es una prueba y una tentación en la que caerán los otros niños. La visita es un plan y un juego en el que va a haber un ganador.Pese a ser un cuento infantil, los personajes están bien definidos y cada uno de ellos tiene su personalidad. No es un cuento vacio. El final es fácil de adivinar pero no lo voy a revelar.
Como cuento infantil está muy bien. Su lectura es rápida y amena, Alfaguara lo ha incluido en su serie azul enfocada a lectores a partir de 10 años. Roald Dahl sabe como captar la atenciónd el lector pequeño y contagiarle el gusto por la lectura, como el resto de sus historias en "Charlie y la fábrica de chocolate" se mezcla el humor con la moraleja de los cuentos clásicos, con humor Roald va haciendo una crítica que no sólo se ciñe a los niños sino que se ve que va dirigida hacia los más mayores, hacía los adultos a los que hace reflexionar.
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